La exposición "Leonardo Da Vinci, el rostro de un genio" es una maravilla artística que ameniza con el autorretrato del artista llamada "Tavola Lucana".
Lleno de misterio, la exposición se compone de antesalas que sirven para delimitar los momentos de la vida de Da Vinci y sus obras más importantes. Las etiquetas están bien compuestas y llena de información que no encuentras en línea, así como los contextos históricos que llevaron al autor a componer éstas bellas piezas. Si bien la única obra original es la de la Tavola Lucana traída desde Italia, la exposición se complementa con recursos didácticos y digitales.
Una sala diferente es la de Realidad 3D, que le apuesta a llevar a sus espectadores a la lugar donde reside la obra de la "última cena". Los visitantes se colocan los lentes de tercera dimensión que te permite moverte para transportarte a Santa Maria delle Grazie.
La Tavola Lucana obra es una de las más representativas del autor. Estaba catalogada como un retrato de Galileo Galilei, pero años atrás fue identificada como un autorretrato de Da Vinci. Estudios de pigrmentación, materiales, técnicas y detalles en el cuadro junto con una frase al reverso, la hacen única en su clase. En realidad la obra no es un óleo, es una tempra grasosa, un estilo completamente diferente al de la época. La técnica utilizada está adelantada a la época de Da Vinci. Hay que reconocer su faceta de investigador y sus estudios sobre fisonomía y perspectiva.
Considerado como el sabio renacentista conocedor de todos los ámbitos del conocimiento humano, Da Vinci (1452-1519) incursionó en campos que van desde la aerodinámica, hidráulica, anatomía, botánica, pintura, escultura, matemáticas, arquitectura, entre otros. Sus investigaciones científicas han sido en gran medida un parteaguas de las ciencias contemporáneas. Son y serán reconocidas como la materialización del ideal de belleza en obras sugestivas y delicadas.