Euge López es la propietaria de un negocio de Córdoba, Argentina, que un día recibió la visita de un joven de 21 años que buscaba trabajo.
Según la misma Euge, el joven esperó pacientemente a que ella acabara de atender a otros clientes antes de acercarse al mostrador y preguntarle si estaban contratando gente.
En una publicación de redes sociales que se viralizó rápidamente, la pequeña empresaria escribió que le dijo al joven que no estaba contratando a nadie, pero que si gustaba, podía dejar su CV (currículum vitae) u hoja de vida para contactarlo en cuanto necesitara de alguien.
Enfrentado a esa solicitud, el joven que Euge describe como “alguien muy amable y bien arreglado”, le dijo que “no tenía dinero ni para imprimir su CV”.
Sin pensarlo dos veces y conmovida por las ganas de superarse de aquel joven, la propietaria del negocio ofreció prestarle un par de bolígrafos y lápices, así como una hoja de papel en blanco, para que escribiera en ella sus datos y su hoja de vida a mano, pero el joven se negó alegando que él tenía con qué hacerlo.
En ese instante, el joven se alejó del mostrador, tomó asiento y escribió su CV completamente a mano, detallando información de contacto y algunas referencias laborales.
¿Qué importa que no tenia para imprimir si lo que lo que quiere y lo que necesita es trabajar?”.
A los pocos minutos, el joven entregó su documento con la esperanza de que en el futuro, Euge lo contactara.
Tras recibir el CV de aquel muchacho de bajos recursos, la empresaria le tomó una foto y la subió junto a un largo texto que explica cómo lo recibió.
Esa publicación se viralizó rápidamente, llegando a ojos de miles de personas que se conmovieron por las ganas de trabajar de aquel joven que, sin dinero para imprimir su propio CV, se propuso salir a pedir empleo.
Días más tarde, Euge publicó en su cuenta de Facebook que Carlos, el joven protagonista de esta historia, acabó siendo admitido en un empleo.