Por ejemplo: llevan lluvias a zonas de sequía, aumentan el caudal de ríos y arroyos arrastrando los residuos, recargan acuíferos, ayudan al equilibrio de calor en los océanos y arrastran nutrientes al mar.
Uno de los más importantes es el equilibrio del calor. Los gases de efecto invernadero se suman a los factores naturales para provocar un incremento de la temperatura en los océanos y la naturaleza parece protegerse con los huracanes. A grandes rasgos, los ciclones tropicales actúan como sistema de enfriamiento del planeta y ayudan a regular la temperatura de la Tierra. Según datos de un satélite de la NASA, en 2005 los huracanes Katrina y Rita enfriaron hasta 4ºC las aguas que quedaron en su trayectoria.
Regulan la temperatura del mar, llevan las lluvias a lugares donde son escasas y renuevan las aguas superficiales o subterráneas.
Cuando un huracán se desplaza por una zona con alta densidad de bosque, puede tener un impacto similar al de los incendios. En áreas forestales, los fuertes vientos hacen que los árboles enfermos o débiles caigan contribuyendo al proceso de renovación del bosque.
También ayudan a que las lluvias lleguen a zonas donde normalmente son más escasas, manteniendo los bosques y las selvas con una alta humedad ambiental. Los huracanes aumentan el caudal de los ríos y ayudan también a limpiar la basura tanto de las aguas superficiales como de las subterráneas y las estancadas.