“Dentro de los principales objetivos de Salazar Martínez y Alvarado Badillo se encuentra manchar la seguridad de San Martín Texmelucan, aprovechando temas como el huachicol, para alterar el orden y la paz social, mediante mensajes relacionados con esta práctica ilícita”, cita la nota.
A este respecto, suman sus acciones a fin de desprestigiar la feria del municipio, a través de mensajes en redes sociales, misma que inicia hoy y hasta el próximo 3 de marzo.
También, señala la nota que “el esposo de María Angélica Salazar, Carlos Sánchez Romero, contendió para legislador de dicha demarcación y, tras perder, quedó su esposa como regidora. Además, por si fuera poco, Mauricio Alvarado Badillo tiene pasado priísta, encontrando cobijo y más posibilidades en Morena, mismas que buscó aprovechar para beneficiarse a sí mismo y a sus empresas del cargo que ocupa como regidor del Ayuntamiento.
A continuación el desarrollo del escrito.
El oscuro pasado de Carlos Sánchez
Con María Angélica Salazar como regidora de Texmelucan y ésta, a su vez, con Carlos Sánchez Romero a sus espaldas, parte del control del Ayuntamiento aún pertenece al ex alcalde de dicha demarcación. Sin embargo, ¿qué esconde Sánchez Romero? En su paso como presidente municipal de Texmelucan, la Auditoría Superior del Estado (ASE) recibió un documento de parte de las autoridades municipales de Texmelucan en el que detectaban irregularidades en las arcas municipales por cerca de mil millones de pesos. El entonces presidente de la Comisión del Proceso de Entrega–Recepción, Fernando Meneses Morán, informó que la deuda heredada por impuestos no pagados al Servicio de Administración Tributaria (SAT) era de casi 12 millones de pesos; existían irregularidades en el pago del impuesto predial por 500 mil pesos; anomalías en obras públicas por casi 29 millones de pesos; así como 740 millones en juicios heredados, siendo el caso más sonado la devolución del predio de San Damián, hecho que le valió a la siguiente administración 487 millones de pesos.
Luego de su escandaloso paso por la alcaldía de Texmelucan, llegó a la Cámara de Diputados, lugar donde fue apodado como “El Fantasma”, debido a que su participación era poca, por no decir nula, sin propuestas, sin subir a tribuna, sin coordinar, sin influir, sin opinar, sin saber; así fue su paso por la Cámara de Diputados, llegando, incluso, a faltar a diversas sesiones en las que se definirían temas relevantes para la nación.