La policía hizo disparos de advertencia y lanzó gases lacrimógenos para dispersar a la gente que saqueaba comercios en Palu, una ciudad costera destrozada por el terremoto de magnitud 7,5 y el tsunami que le siguió el pasado viernes.
Los sobrevivientes luchan contra el hambre y la sed y los hospitales locales están saturados por los heridos.
Con información de elcomercio.pe