Los italianos defienden su gastronomía sin dar tregua a las empresas extranjeras que emulan su plato estrella: la pizza. El recelo ha llevado a la cadena estadounidense Domino's Pizza a cerrar la última de sus 29 sucursales en el país, tan solo siete años después de haber aterrizado en Italia, al verse vencidos por una demanda local que sigue prefiriendo la preparación autóctona de la pizza.
En su incursión en Italia, Domino's Pizza solicitó préstamos importantes para emprender su aventura de abrir 880 locales en la cuna de la pizza, pero su presencia en el país fue eclipsada por los restaurantes locales.
Ni siquiera su opción de reparto a domicilio, que pretendía ser su valor agregado, le permitió diferenciarse de sus competidores más pequeños: durante la pandemia, los dueños de restaurantes de todos los tamaños expandieron su servicio de delivery; muchos de ellos aliándose con terceros como Deliveroo, Just Eat o Glovo, para hacer llegar sus platos a las mesas de sus clientes mientras permanecían las restricciones por el Covid-19.