Hoy 30 de marzo se cumplen 169 años del nacimiento de Vincent van Gogh, quien fue uno de los mayores exponentes del postimpresionismo. Pintó alrededor de 800 cuadros y realizó más de 1600 dibujos. Todo el reconocimiento y la fama que ganó gracias a sus obras y su legado se dió después de su muerte, por lo que el artista nunca supo del éxito de su trabajo.
Van Gogh murió con mucha más pena que gloria en 1890, a los 37 años. Su vida fue un padecimiento casi continuo, pero incluso con su inestabilidad mental supo retratar como pocos (sobre todo cuando se instaló en el sur de Francia) la belleza, el lirismo, las sutilezas y matices de su época (el trabajo con el color en su obra es proverbial). Atributos que, en varios momentos, fragmentos e impresiones, también aparecen en este valioso regreso detrás de cámara del neoyorquino Schnabel.
Con Willem Dafoe como Van Gogh, la película narra la estancia que tuvo el pintor en París pocos años antes de que muriera a causa de un balazo en el estómago y de que su familia lo recluyera en una institución mental ante el declive de su sanidad y estabilidad emocional. El filme también, repasa el famoso incidente, en el que el artista decidió cortarse la oreja.
At Eternity’s Gate es un poema trágico y aunque podría pensarse que es un cliché representar al pintor como un artista atormentado, Schnabel utiliza elemento del lenguaje audiovisual como el color o la voz en off para enfatizar la perspectiva de Van Gogh y así centrarse más en el aspecto emocional de su historia y personalidad, con lo que da más peso a sus problemas mentales que a su obsesión por pintar.