Hace exactamente un año, por la pandemia, a los feligreses no se les permitió visitar a la Virgen de Guadalupe en la Basílica, Ahora, lo hicieron pero bajo ciertas condiciones. Con tal de verla y rendirle tributo sus fieles devotos están dispuestos a hacer cualquier cosa.
En la central de la Calzada de Guadalupe se vivió un flujo pesado de niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos provenientes de distintos puntos de Ciudad de México y del resto del país; algunos le rinden tributo cargando su figura tallada en madera y otros con su imagen impresa en mantas que llevan sobre la espalda.
Como cada año, los feligreses acuden para agradecer algún favor o hacer una petición.
En las avenidas, los vendedores ofrecen sus productos comorosarios, estampitas sagradas, veladoras, mientras integrantes del Operativo Basílica, de la alcaldía Gustavo A. Madero, reparten cubrebocas, toman la temperatura y proporcionan alcohol en gel.
Se puede observar iluminada al pie del cerro del Tepeyac, la antigua Basílica de Guadalupe, construida entre 1682 y 1708. Cuando los devotos llegan, se persignan, se toman fotos, y la observan. Algunos incluso le lanzan besos. Pasa rápidamente su turno y regresan a casa.
La jornada se reportó con saldo blanco y sin contratiempos, por lo que Martí Batres, secretario de Gobierno local, subrayó la buena respuesta de la población.