Pero esta fibra vegetal representa mucho más que una simple mercancía, ya que sustenta a 28,67 millones de agricultores y más de 100 millones de familias en 75 países de los 5 continentes.
Detrás de muchas prendas, si rastreamos su cadena comercial, podríamos topar con múltiples historias personales en donde el algodón es tradición, cultura y hasta un estilo de vida.
Bien es cierto que se trata de un sector relevante en las economías desarrolladas, pero para los países menos adelantados y en desarrollo, es un auténtico salvavidas. El cultivo de esta planta es una fuente importante de sustento para muchos pequeños agricultores y trabajadores del campo, incluidas las mujeres, y proporciona empleo e ingresos a algunas de las zonas rurales más pobres del mundo.
Es por ello que, en este primer Día Mundial del Algodón, las Naciones Unidas quieren aumentar la visibilidad del sector y su papel fundamental en el desarrollo económico, el comercio internacional y el alivio de la pobreza, tal cual promueve el Objetivo de Desarrollo Sostenible 8 (trabajo decente para todos y crecimiento económico inclusivo y sostenible). Al mismo tiempo, la celebración pretende alentar a los Estados Miembros a convocar debates para garantizar que las personas de los países en desarrollo en general, y de los países menos adelantados en particular, se beneficien de las ganancias y los resultados de la producción y el procesado de este cultivo de manera adecuada.
Un producto resiliente y polivalente
Esta tela duradera, versátil y naturalmente orgánica está hecha de fibras blancas y esponjosas alrededor de las semillas de las plantas de algodón. Como cultivo resistente a los cambios climáticos, se puede plantar en zonas secas y áridas. El algodón ocupa solo el 2,1% de la tierra cultivable del mundo, pero satisface el 27% de las necesidades textiles globales. Casi nada del algodón se desperdicia. Se utiliza en textiles, alimentación animal, aceite comestible, cosmética o combustible, entre otros usos.
La iniciativa del Día Mundial del Algodón nació en 2019, cuando cuatro grandes productores del África subsahariana -Benin, Burkina Faso, Chad y Malí, conocidos como los Cuatro del Algodón (C-4)- propusieron a la Organización Mundial del Comercio su celebración anual cada 7 de octubre. Durante 2 años consecutivos, la fecha brindó la oportunidad de compartir conocimientos y exhibir actividades relacionadas con el sector.
Ahora que las Naciones Unidas han reconocido oficialmente el Día, es momento de dar a conocer la necesidad de que los países menos adelantados tengan mejor acceso a los mercados relacionados con este producto, fomentar políticas comerciales sostenibles y permitir que los países en desarrollo se beneficien más de cada paso de la cadena de valor del algodón.
Esa es la misión principal en la que han trabajado algunas agencias de la ONU desde hace años.
Por ejemplo, el Centro de Comercio Internacional (ITC) y la Organización Mundial del Comercio (OMC) han ayudado a los C-4 y otros países africanos a optimizar su producción y su procesado, así como a abordar y debatir los considerables obstáculos y problemas que encuentran los países en vías de desarrollo para acceder al comercio de esta fibra y sus productos derivados, un trabajo que se remonta a 2003 a través de la Iniciativa del Algodón; La FAO, por su parte, ha ofrecido durante mucho tiempo apoyo técnico y político a los países en desarrollo para impulsar la productividad y crear más oportunidades en la cadena de valor. Tal es el caso del Proyecto + Algodón, una iniciativa de cooperación con Brasil que ayuda a los productores latinoamericanos a introducir métodos agrícolas innovadores.
Este es el compromiso en el que Naciones Unidas: ofrecer asistencia a los países en desarrollo para seguir aumentando la productividad, la inversión, la innovación y los estándares sostenibles en beneficio del sector algodonero en todo el mundo.