El médico Alexander Pupo, residente cubano, dice que no recuerda un momento en que su vida haya sido fácil, aunque no es parte del grupo de los más pobres de Cuba.
Explicó que tienen que sobrevivir con una cuota mensual de alimentos que alcanza para un máximo de 15 días, y que es casi imposible comprar su propia comida debido a los altos precios.
Tanto así, que los pocos que tienen algo de dinero deben hacer una fila de hasta una semana para obtener productos.
Toda esta situación se generó a raíz de un plan de reestructuración económico:
A partir de ahora, los cubanos dentro de la isla tendrán que utilizar otras divisas extranjeras para acceder a los escasos productos básicos que solo se encuentran en unas tiendas que creó el gobierno hace un tiempo y donde se aceptan únicamente "monedas libremente convertibles" (MLC).
Mientras, cubanos residentes en otros países (o los turistas que lleguen en medio de las restricciones de la pandemia) no podrán canjear sus dólares en los bancos o en las casas de cambio ni utilizarlos en establecimientos estatales.
La nueva medida tiene lugar en un momento crítico para el país, cuya economía, por la pandemia y la caída del turismo, ha registrado los peores resultados (-11% del PIB en 2020 según datos oficiales) desde el llamado "periodo especial".
Este plan de reestructuración económica implementado a inicios de año llamado "tarea ordenamiento", buscaba incentivar el trabajo, subir los salarios y fortalecer la dolarización, disparó la inflación, lo que ha agravado la escasez de comida, energía, medicamentos y productos básicos como la harina para hacer pan.
Los expertos consultados por BBC Mundo coinciden en que el principal beneficiado con la medida es el gobierno de Cuba.