Es decir, las cifras reales de fallecidos podrían estar entre los 6,8 y los 10 millones.
A 31 de diciembre de 2020, las estimaciones preliminares sugieren que el número total de muertes mundiales atribuibles a la pandemia de COVID-19 en 2020 fue de al menos tres millones, lo que representa 1,2 millones de muertes más que los 1,8 millones notificados oficialmente.
Expertos destacan que la pandemia de COVID-19 supone una importante amenaza para la salud y el bienestar de la población a nivel mundial.
El coronavirus afecta de manera desproporcionada a las poblaciones vulnerables, y corren mayor riesgo de contraerlo quienes viven en entornos superpoblados. Además, el estudio apunta que la falta de desglose de los datos favorece la desigualdad de los resultados sanitarios, ya que solo el 51% de los países incluyen datos desglosados en sus informes estadísticos nacionales.
Así, con un 90% de países que reportan interrupciones en los servicios de salud esenciales y un 3% de los hogares que gastaron más del 25% de su presupuesto en atención sanitaria en 2015, la cobertura sanitaria universal corre mayor riesgo de quedarse rezagada.