Los pinos conviven desde hace millones de años con diferentes plantas, insectos y hongos; sin embargo, este equilibrio se ha alterado por diversos factores, entre estos la intervención humana y el cambio climático, lo que provoca que algunos organismos nocivos, como hongos patógenos, afecten gravemente los ecosistemas forestales. México ha perdido 26 por ciento de la superficie que originalmente ocupaban sus selvas y bosques.
Para contribuir al cuidado de los ambientes forestales y evitar la proliferación de enfermedades por hongos, integrantes del Cuerpo Académico Microbiología del Suelo de la BUAP desarrollan un método biológico a partir de bacterias con capacidad para controlar de forma natural a hongos patógenos asociados a la caída foliar (de las hojas) de la especie de pino Pinus patula, en la Sierra Norte de Puebla, específicamente en Tetela de Ocampo, sitio con mayor afectación.
Lucía López Reyes, investigadora del Instituto de Ciencias (ICUAP) y responsable del citado cuerpo académico, plantea que varios hongos causan pérdida de la masa forestal. “Empieza en hojas, se extiende a ramas, después a tallo y llega a todo el árbol, provocando la muerte parcial o total del pino. Algunos de los hongos encontrados y asociados a lesiones en las acículas (hojas de pino) son Alternaria alternata; Annulohypoxylon stygium; Botryosphaeria dothidea; Curvularia lunata; C. pseudobrachyspora; C. spicifera y C. trifolii; Daldinia eschscholtzii y D. sp.; Diplodia sapinea; Lophodermium indianum y Myrmaecium rubricosum”.
Generalmente, para combatir la infección por microorganismos patógenos se detectan los árboles dañados y derriban para hacer uso de ellos como combustibles; se elimina el follaje e incinera o deja para formar composta, o bien se usan fungicidas químicos. Empero, el primer método causa contaminación, el segundo genera la dispersión de los patógenos y el tercero es perjudicial a los seres vivos.
En cambio, la propuesta de biocontrol de los investigadores de la BUAP consiste en aislar bacterias que habitan de forma natural en el bosque y seleccionar a las que inhiben el desarrollo de los hongos. “Así, se genera una propuesta amigable con el ambiente, efectiva y no causa contaminación”.
Bacterias como Bacillus, Serratia y Stenotrophomonas fueron efectivas en experimentos de laboratorio, invernadero y campo, a través de la aplicación por aspersión foliar, al lograr disminuir la incidencia y la severidad de la enfermedad en los bosques de Tetela de Ocampo; además de propiciar el crecimiento vegetal de las plantas de pino.
Los investigadores no buscan eliminar en su totalidad a los hongos, porque de hacerlo se provocaría una modificación del entorno, que se vería reflejada en un nuevo desequilibrio. Lo que pretenden es disminuir los efectos de los patógenos, lo que se conoce como control biológico.
Las formulaciones están disponibles para el sector forestal como una alternativa de control de enfermedades en predios de manejo forestal y en vivero para plantas destinadas a la reforestación, así como en arbolado que tenga daños.
La científica adscrita al Centro de Investigación en Ciencias Microbiológicas del ICUAP detalla que este proyecto abarca la identificación por métodos morfológicos y moleculares de algunos géneros de hongos asociados a la enfermedad; así como la evaluación de los suelos, en cuanto a su estado nutricional. “P. patula se ve afectada por la presencia de hongos fitopatógenos y por la deficiencia nutrimental en el suelo, ya que se encontraron niveles bajos de nitrógeno, fósforo y potasio donde crece esta especie”.
Asimismo, se generó una colección de bacterias locales de uso potencial en el bosque como enemigos naturales de esos hongos que causan enfermedades.
Alternativas viables y amigables con el ambiente
Los trabajos de control biológico se efectúan principalmente con cultivos agrícolas, pero no ocurre lo mismo con los sistemas forestales, ya que se cree equivocadamente que son sitios estables. No obstante, la alteración ambiental en los sistemas agrícolas de igual forma afecta a los forestales y consecuentemente surgen las enfermedades; de ahí la relevancia de tener alternativas viables, económicas y amigables con el ambiente.
Lucía López Reyes, doctora en Ciencias Ambientales, en el área de Manejo y Conservación de los Recursos Naturales por la BUAP, comenta que se considera trabajar con otras especies de pino que cohabitan con Pinus patula y abarcar la búsqueda de hongos patógenos en la Sierra Norte y Nororiental, ya que de acuerdo con información de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), entre 2014 y 2015 alrededor de 3 mil hectáreas de bosque en esta zona del estado de Puebla fueron afectadas por diversas especies de hongos.
“Estamos analizando la posibilidad de que las fórmulas biológicas estudiadas tengan eficacia hacia otros hongos que generan afectaciones a las demás especies de pino que cohabitan en el bosque”.
Lo anterior -enfatiza- será un beneficio para la sociedad en general, ya que los bosques son el entorno ecológico de diversos organismos vegetales, animales y microbianos; equilibran el contenido de dióxido de carbono y oxígeno en la atmósfera; ayudan a regular el clima y son fuente de desarrollo económico por los recursos que de ellos se obtienen. “Por lo tanto, este estudio apoyará a fortalecer a las comunidades que se encuentran asociadas a esos lugares y a las alejadas también”.
En este proyecto participan las doctoras Amparo Mauricio Gutiérrez y Lucía López Reyes; los maestros Teresita Jiménez Salgado, Moisés Graciano Carcaño Montiel y Armando Tapia Hernández. Así también, la bióloga Leticia Gómez Velázquez y la ingeniera Elizabeth Portillo Manzano, un estudiante del posgrado en Ciencias Ambientales, Luis Martín Gutiérrez Flores, y dos estudiantes de licenciatura.
Igualmente, se cuenta con el apoyo de la Comisión Nacional Forestal, delegación Puebla, a través de sus brigadas, predios forestales y plantas para el muestreo de árboles enfermos y validación del biocontrol.