Ustedes finos lectores poblanos, podrán argumentar que no conocían esa estación pues su alcance radiofónico era solamente en el área metropolitana de Ciudad de México, pero gracias al internet, muchos provincianos la conocimos. Aprendimos mucho sobre historia de la música y descubrimos bandas, que hasta la fecha, nos hacen muy felices; de hecho, la estación tiene casi 1 millón de followers en Twitter y es una de las más escuchadas en el público joven que gusta de las propuestas que no se escuchan en el Billboard 100.
También, me podrán reclamar que la radio pública es de lo más insignificante si lo comparamos con los otros recortes de la 3 veces heroica y 5 veces canonizada 4T, como salud, guarderías infantiles, lucha en contra de la violencia a mujeres y niñas, CONACYT, CONADE y SEP. Sin embargo, yo les ofrezco un argumento revelador: todo lo anterior es síntoma del mismo mal, y por ello, los anteriores temas se deben colocar en la misma jerarquía.
Pero ¿cómo puedo probar tal aseveración? Números, amigos, números. Advierto, los siguientes son del mismo gobierno, por lo que nadie dentro de él debería tener el cinismo de decirme que “tienen otros datos”. El Instituto Mexicano de la Radio es el encargado de crear contenido de radio pública en el país, una de sus estaciones era Reactor; ya entendieron porqué el hashtag que es tendencia nacional. Bien, pues resulta que el IMER, por sus siglas, no solo hacía excelente contenido, sino que también medía el gusto y segmentos del público que los escuchaba.
Esto es vital, porque si nos metemos a checar sus estudios, el 83% que escuchan Reactor son mexicanos pertenecientes al estrato E socio-demográfico, es decir, la banda que tiene ingresos mensuales de 0 a 2,699 pesos mexicanos, personas que no tienen acceso a Spotify Premium -ni gratis-, a un Smartphone o a internet en sus casas, por lo que este espacio les daba la oportunidad de conocer nueva música GRATIS. Esta medida jode, sí jode, a los que menos ganan, a quién nuestro Presidente prometió cuidar y proteger con su popular frase “primero los pobres”.
Y esto es el perfecto ejemplo que los recortes presupuestales no están afectando a los deciles más altos de nuestra pirámide socioeconómica, sino a los más amolados; a los que una maestría o doctorado en el extranjero les es imposible sin una beca CONACYT; a los que no pueden ir a un hospital privado; a los que no pueden ir a escuelas privadas; a los que se van a tener que conformar toda su vida con una beca de 3,600 varos en lugar de que los apoyen para tener eso y más por su propia mano; a los atletas a quienes sus familias no los pueden apoyar; a los que no pueden pagar por música alternativa y ahora tendrán que conformarse con “La Trakalosa” o “Maluma”.
Señores, combatir la corrupción es una gran idea si se realiza con una planeación previa. Tienen al SAT para descubrir malversaciones del recurso público en las ONG’s; tienen el órgano regulador llamado Contraloría para observar las fallas y corrupción en las entidades gubernamentales; tienen un montón de intelectuales para poner filtros funcionales a las becas; y para producir radio y tele pública como nunca antes. Ellos saben los sueldos raquíticos que ofrece la cultura en un país como el nuestro, y aún así hacen esto.
Señor presidente, Ricardo Rocha se lo dijo en la mañanera en la que fue a defender su nombre y calidad como periodista, le están quitando recursos de manera peligrosa a la tele y radio pública. Usted sí sabía, está grabado al igual que todas sus mañaneras, no nos mienta por favor, porque usted se vendió como un cambio, como el que no miente pero ya van muchas y la inteligencia y memoria de los mexicanos no es tan pobre como sus asesores creen. Fuera de filias y fobias partidistas le digo, no se trata de recortar a lo loco, se trata de investigar, planear y realmente erradicar la corrupción, no de realizar lo que usted tanto critica de los “neoliberales”, hacer cada vez más pequeño al Estado.