La BUAP, a través de la Facultad de Ciencias Químicas, fue un elemento fundamental para la declaratoria de la talavera como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco, al garantizar que el proceso para la elaboración de esa cerámica en los talleres poblanos se apegue a los estándares de la Norma Oficial Mexicana NOM132 Talavera-Especificaciones, señaló Jorge Raúl Cerna Cortez, director de esa unidad académica.
Gracias a la colaboración de Ciencias Químicas con el Consejo Regulador de Talavera -con sede en Puebla-, en los laboratorios de la facultad se realizan los estudios microscópicos, macroscópicos y pruebas químico-físicas para certificar que las materias primas -el barro con el que se elabora la cerámica, el contenido de calcio, plomo o titanio-, además del espesor del producto o el brillo del material cerámico, sean los correctos de acuerdo con la NOM 132 y certificar que se produzca talavera cien por ciento original.
“La Facultad de Ciencias Químicas, con apoyo del ICUAP y la Facultad de Ingeniería, colabora con el organismo regulador de la talavera a través de un proyecto diseñado hace 12 años, para que los productores de la cerámica puedan cumplir con la Norma Oficial Mexicana 132, que se refiere a las especificaciones que debe cumplir la cerámica de talavera en cuanto a color, brillo, o pruebas de intemperismo, entre otras”, dijo.
Esto, agregó Cerna Cortez, abrió las puertas para que en conjunto con el gobierno, instituciones públicas y privadas y otros actores como Talavera de la Reina en España, se pudiera contar por parte de la Unesco con esta denominación de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad el pasado 11 de diciembre en Bogotá, Colombia.
Por su parte, Germán Gutiérrez Camacho, presidente del Consejo Regulador de Talavera, aseguró que gracias al apoyo de la BUAP, Puebla ya tiene como patrimonio cultural de la humanidad el proceso de la elaboración de la cerámica, ya que la Facultad de Ciencias Químicas verifica que el producto realmente esté hecho de acuerdo con las ordenanzas marcadas desde el año 1635.
“La BUAP, desde que se creó la Norma Oficial Mexicana 132 para la certificación de la talavera, siempre nos ha apoyado; pero actualmente ha sido de mucha importancia para obtener esta acreditación. Sin su colaboración no hubiera sido posible lograrla, ya que realiza todos los estudios correspondientes para determinar que el producto sea realmente lo que se está vendiendo”, añadió.
Puebla es el estado más representativo de esta cerámica, que debe su nombre a la ciudad de Talavera de la Reina, en España. El producto llegó al continente americano en el siglo XVI, durante el Virreinato de la Nueva España.