Desde el año 1993 se celebra en todo el mundo el Día Mundial de la Libertad de Prensa, decretada por la ONU en la que se evalúa el estado de la libertad de prensa a nivel mundial, la defensa a los ataques a la independencia de la prensa y de los periodistas y se rinde homenaje a aquellos profesionales del periodismo que han perdido la vida en el ejercicio de su labor.
En México, el sistema político tuvo gran influencia sobre los medios durante muchos años, prácticamente los periodistas adulaban y publicaban noticias en complicidad con el poder. Con este contexto, era de esperarse una baja autonomía periodística y autocensura automática, resultados de la influencia que sostuvo el poder político en los medios de comunicación.
Estrechamente unido al anterior se encuentra el factor económico, ya que como expone The New York Times, el dinero que destina el gobierno mexicano al pago de espacios de publicidad en los medios es:
Una de las restricciones más severas a la libertad de expresión que enfrentan los medios de comunicación, provocando que reporteros y editores sean a menudo sometidos a la influencia del gobierno, que periodistas abiertamente críticos sean despedidos, que historias negativas sean censuradas y que informes de investigación sean frustrados (New York Times, 2017).
Según este diario, en México el 38% del gasto hecho en 2016 en publicidad televisiva y más del 16% de la publicidad en radio, proviene del gobierno.
El tercer factor de presión es la violencia contra los periodistas. En el último informe de la UNESCO "Tendencias mundiales en Libertad de Expresión y Desarrollo. Informe mundial 2017 -2018" se muestra que México es el tercer país a nivel mundial con mayor número de asesinatos de periodistas en el periodo 2012-2016, por debajo de la República Árabe de Siria y de Irak.